Una de las cunas del enduro BTT es sin duda el pueblo montañés de Aínsa, villa medieval y monumento nacional histórico artístico, situado en la confluencia de los ríos Cinca y Ara. En sus alrededores existe un entramado de rutas para el enduro BTT realmente asombroso, esto se debe en gran medida a personas como Oriol y Jorge, ambos amantes de la bicicleta y la naturaleza.
Hasta allí nos fuimos José Manuel Conchillo, Benito de Vélez Rubio y un servidor (Pedro Jesús) el día 30 de junio para regresar el 8 de julio. La primera ruta (Bajada del Cebollar) la hicimos el domingo, ésta la iniciamos en el vecino pueblo de Torla a las puertas del Parque Natural de Ordesa y Monte Perdido, la subida en su gran mayoría fue por pista, alcanzando los 2000 metros de altitud; la bajada fue otro cantar, todo sendero e incluso campo a través. El segundo día tocó una ruta (Bajo Peñas) del entorno de Aínsa, en la cual sufrí una caída que me fastidió bastante la rodilla derecha, esta ruta tenía unas bajadas muy entretenidas pero a la vez peligrosas. El martes tocó una ruta de las denominadas largas (Lago de Urdiceto y Cruz de Guardia), más conocidas como mata hombres, suerte que me libré a consecuencia de la caída del día anterior; en hacer la ruta se tarda unas 13 horas aproximadamente, alcanzando una altitud sobre los 2500 m. El miércoles le tocó la ruta llamada «Trilogía de San Vicente» esto se debe a que tiene tres subidas y tres bajadas. La noche del miércoles al jueves estuvo lloviendo toda la noche, esto hizo que cambiáramos la salida a la tarde, pensando que por la tarde estaría el terreno más seco, pero no contábamos con que también lloviera a primera hora de la tarde, esto no fue impedimento para que saliéramos e hiciéramos una de las rutas más bonitas de la zona «Los Miradores de Aínsa», con unas vista espectaculares y una bajada memorable. La ruta del viernes (Canal del Cinca) se presentaba como una de las más entretenidas y bonitas, ésta transcurre en un 95% por senderos, pero con lo que no contábamos era que una parte de esos senderos estaban invadidos por la maleza, concretamente por zarzas y rosales silvestres, haciendo imposible su paso montados en las bicicletas, ese día nos hinchamos a caminar. El sábado nos dimos un festín de bajadas, pasamos toda la mañana bajando por el sendero de «Sierra Ferrera», para esto tuvimos que hacer los remontes con la furgoneta, hicimos hasta cuatro bajadas. Después de comer a orillas del río Ara y de echar un rato de siesta, hicimos el remonte de «Jánovas y el Camino de la Caparra» para bajar durante una hora por un sendero con más piedras que una cantera. El domingo recogimos todos los bártulos y nos fuimos a Panticosa a ver el Campeonato de España de Descenso, allí pudimos comprobar que esa gente es de otra pasta.
Para terminar, decir que este viaje a merecido la pena por muchas razones y que me gustaría poder repetir el año que viene, e invito a que todos aquellos que puedan se apunten. Por último decir que hemos estado hospedados en Casa Rivera, www.casariveraainsa.com, regentada por Jorge, al cual le agradezco su amabilidad y su colaboración.